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Tito, el saltamontes saltarín

AutorIrene Hernández

Edades: Todas las edades

Valores: bondad, esfuerzo, amistad

Tito era un saltamontes que siempre andaba jugando con sus mejores amigos, Luli y Romi, una conejita y un búho. Siempre organizaban planes muy chulos y se divertían muchísimo.

- ¿Sabéis una cosa? – le dijo Tito a sus amigos.
- ¡Cuenta!, ¡Cuenta! – le contestaron Luli y Romi.
- ¡En diez días organizan en el río una carrera y el ganador conseguirá unas zapatillas para correr y saltar más alto! – les explicó.

A Tito, que le encantaba saltar y correr de un lado para otro, le hacía mucha ilusión participar y ganar esas zapatillas.

Se entrenó duro y cada día lograba saltaba un poco más y correr a mayor velocidad.

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El día de antes de la carrera, Tito estaba muy nervioso. Necesitaba entrenar mucho más para hacerlo todavía mejor.

- Tito, ¡Para un poco! ¡Te vas a cansar mucho y mañana no vas a rendir en la carrera! – le decían sus amigos.
- ¡Anda ya! ¡Me quedan muchas fuerzas aún! ¡Voy a irme por el bosque a seguir saltando!– contestaba el saltamontes.

Pero, sin darse cuenta, tropezó con una piedra y se rompió las dos patitas de atrás.

 

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- ¡Oh! ¡No! ¡me duelen mucho mis patitas! ¡Ayudaaaa! – gritó.

Luli y Romi fueron corriendo y cuando lo vieron se dieron cuenta de que se había hecho mucho daño.

- Tito, ¡tenías que haber parado!, ¡Siempre andas como loco y no nos haces caso a nada! – le regañaron sus amigos.

Tito no podía moverse y estaba muy triste. Quedaba menos de un día para la carrera y era imposible que se recuperarse en tan poco tiempo.

- ¡Vaya! ¡No voy a poder participar! ¡Adiós zapatillas! – se lamentaba Tito.

Luli y Romi, que sabían la ilusión que le hacía a Tito ganar esas zapatillas, pensaron en ayudarlo e idearon un plan.

Los dos se apuntaron a la carrera sin que Tito se enterase y se esforzaron un montón en ganar.

Romi no estaba acostumbrado a correr, además no se le daba muy bien el deporte. Pero Luli, la conejita, estaba muy acostumbrada a saltar y además lo hacía muy bien, así que saltó y corrió con todas su fuerzas y, finalmente, consiguió ganar la carrera y las zapatillas soñadas.

Los dos amigos fueron a darle las zapatillas a Tito, que se llevó una bonita sorpresa.

- ¡Tengo los mejores amigos del mundo! ¡Estoy deseando ponérmelas! ¡Muchas gracias chicos!– les dijo el saltamontes.

Y, en cuanto Tito se recuperó, saltó y saltó hasta el infinito con las zapatillas que le habían regalado sus amigos. Le gustaban tanto, que jamás de los jamases se las quitó.

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¿Qué hemos aprendido?

Esforzarse es bueno, pero sobrepasarse puede tener consecuencias, y en ocasiones, no son buenas. Desde luego, quien la sigue, la consigue, pero no a costa de nuestra salud. Así es que, aquellas personas que están contigo, no sólo en las buenas, sino también en las malas, son los verdaderos amigos y amigas (como lo son Luli y Romi para Tito). 

Quién sabe, igual de ahí viene el dicho "Quien tiene un amigo, tiene un tesoro".

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