Jorge y los deportes
A Jorge no le gustaba el fútbol. Así de directo se lo dijo a su padre. Este le respondió que podía entenderlo, porque ya habían pasado tres años desde que le habían apuntado al equipo de fútbol más conocido del barrio y todavía no había metido un solo gol. Y, además, veían en casa que no iba con ganas a jugar y mucho menos a entrenar.
Jorge respiro tranquilo cuando sintió que su padre le entendía, pero una última frase le volvió a generar dudas en su cabecita:
-Bueno, pues ahora a ver cuál escoges si baloncesto, balonmano, rugby…. Seguro que con otros compañeros y otro deporte vas a pasártelo mucho mejor.
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No fue capaz de contestarle, pero en su interior conocía la respuesta. No quería hacer ese tipo de deportes. Él tenía curiosidad por probar con deportes individuales, como el tenis, el pádel, la natación o incluso el ajedrez. Pero, claro, a papá le hacía ilusión que hiciera deportes con más niños y no quería decepcionarlo.
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Esa semana en el cole, Jorge observó que cerca de conserjería había un panel con varios carteles colgados sobre el grupo de pádel y de ajedrez, la información con los horarios y los papeles que tenían que entregar los niños para poder hacer esa actividad extraescolar. Sonó la sirena para volver a entrar a clase después del recreo y Jorge guardó los papeles en la mochila.
Por la tarde se olvidó de seguir mirando información sobre eso, hizo sus deberes y se fue a la ducha. Al salir su padre estaba encima de la cama con los papeles de la información en la mano.
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- Jorge, no pasa nada. Estaba guardando los libros que dejaste en tu escritorio en la mochila que mañana tienes clase y vi que dentro tenías estos papeles sueltos. Son de clases de pádel y ajedrez
- Nada papá es que me pidió Alejandro que se los cogiera que hoy no vino al cole…
- Jorge, no me gusta que me digas mentiras. ¿Te gustaría probar a hacer estas actividades?
- No quería mentirte. Lo que pasa es que me parece que si no hago deportes que a ti te gustan como los que decías ayer te voy a decepcionar y no vas a seguirme con la misma ilusión como lo haces con el fútbol.
- ¡No pienses eso! Yo te nombre alguno de los más habituales, sobre todo cuando jugaba yo. Que a mí me gusten los deportes de equipo no quiere decir que tú estés obligado a hacerlos.
Jorge respiró aliviado y le dijo:
- ¡Qué bien papá! Porque yo con tantos niños no me divierto. Me gusta pensar yo solo lo que puedo hacer, algo más tranquilo….
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- Pues no te preocupes. Piensa que quieres hacer y yo te prepararé lo que necesites para la inscripción y te acompañaré y animaré como siempre. ¿Entendido?
- Si… - dijo, Jorge bajando la cabeza con algo de vergüenza-. Gracias papá.
Se dieron un abrazo y Jorge se quedó en su cuarto mirando la información con ganas de poder hacer un deporte que le gustara mucho.